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27 de septiembre de 2023

Santiago Auserón culmina el ciclo de “Semilla del son” con un viaje a la esencia

San Sebastián (EFE).- El músico Santiago Auserón culmina el ciclo de “Semilla del son” con un documental homónimo que representa un viaje a la esencia.

La conexión de Santiago Auserón con Cuba comenzó hace casi 40 años, antes de ser Juan Perro. De sus viajes a la isla y sus investigaciones, nacieron ya en este siglo un disco y un libro. Ahora el ciclo culmina con un documental homónimo, “Semilla del son”, que se presenta este miércoles en el Festival de San Sebastián.

Viaje a la esencia

Con motivo de su proyección en la sección Made in Spain del certamen donostiarra, Auserón y el director del filme, el canario Juanma Betancort, hablan con EFE sobre este trabajo, para el que había planificado un mes de rodaje en Cuba, pero la irrupción de la covid lo dejó reducido a la mitad.

La idea era recorrer la isla de este a oeste, que es el viaje que hicieron los mambises, los insurgentes que pelearon por la independencia. Finalmente, decidieron conformarse con lo rodado en el oriente, pues Betancort entendía que había material suficiente y era muy complicado regresar ante la incierta evolución de la pandemia, explica el realizador, autor entre otros títulos del documental “Playing Lecuona”, dedicado al pianista y compositor cubano.


Juanma Betancort y el artista Santiago Auserón, en el Festival de San Sebastián. /Javier Etxezarreta


Auserón destaca que esa incidencia les permitió poner la atención en el lugar primigenio del son, en ciudades como Yateras, o como Baracoa, que fue la primera fundada por los españoles, a cuyas gentes se han dirigido para conocer su saber. 

“Es curioso cómo a veces el azar te da una lección artística. Tenemos que dar las gracias a la diosa Fortuna por habernos obligado a poner el foco ahí, en un lugar que estuvo cinco siglos aislado por tierra, donde se conservan los protosones, que son el esqueleto de la música cubana. Hay detallitos, un poso, maneras de tocar, de cantar, de mover las maracas, que se han transmitido de generación en generación durante 200 años”, destaca el cantante.

Rastros sonoros

Su aislamiento, hasta que el régimen castrista construyó el viaducto de la Farola, ha influido en la preservación de los sones más antiguos. “Hemos llegado a tiempo, hemos pillado aquello virgen todavía, antes de que se disgregue y se acabe de convertir en cultura turística. Esos cambios van a ocurrir muy rápidamente”, asegura.

El haber podido llegar “a la mata” del son es una de las diferencias de este periplo por Cuba frente a los anteriores, en los que nunca había ido más allá de Santiago. Y es muy distinto “ir en pos del audio, de rastros sonoros estrictamente” que hacerlo pensando ya en la imagen.

Me criticaban porque había dejado el rock y me había pasado a la ‘salsa’. Y yo para mis adentros decía ‘¿Sí? Ya veremos

“El documental tiene una función más objetiva, le da una especie de cualidad pública. Tiene más proyección y de algún modo sirve para fijar las ideas. Además, y esa es otra diferencia, en estas cuatro décadas he tenido tiempo para estudiarme todos los materiales recopilados en Cuba”, señala.

Auserón, en su proceso de “interiorización” del son, desde que sumó a Pancho Amat a su banda a mediados de los 90, siempre ha tenido a músicos cubanos cerca.

Recuerda que cuando decidieron disolver Radio Futura y él ser Juan Perro sabía que iba a perder “mucha atención” y que la aventura era de riesgo.

El euskera y cuba

“Me criticaban porque había dejado el rock y me había pasado a la ‘salsa’. Y yo para mis adentros decía ‘¿Sí? Ya veremos’. El asunto es que todo eso requería tiempo. Necesitaba tiempo de cocción”, afirma.

Agrega que “esto no ha acabado”, que “tiene que seguir”. Anima a “compartir el diálogo dentro del ámbito de la Hispanidad e incluso de las áreas romances”. “Y aunque el euskera no sea una lengua romance, está incluida en el paquete, porque desde Euskadi ha habido mucha ida y vuelta, hay influjo cubano. Hasta lo que se canta en euskera hay que tenerlo en consideración”, remarca.

Auserón puntualiza, asimismo, que “no se trata solo del castellano, sino de músicas populares que se pueden mover en la frontera entre el sur de Europa, el norte de África y miran hacia el Nuevo Mundo”.


Santiago Auserón y Juanma Betancort, en el Zinemaldia. EFE/Javier Etxezarreta

“Tenemos que prestar atención primero, luego integrar una serie de estilos que nos permitan señalar a las nuevas generaciones caminos interesantes para que las músicas que hagamos aquí algún día no tengan que ser dependientes exclusivamente de la ‘mainstream’ anglosajona”, añade.

Opina que “esa es un poco la estrategia de fondo”. “Sin perderle el respeto a la música que nos ha educado a nosotros en la calle. Tanto Juanma como yo, aunque es de una generación posterior, hemos vivido el influjo de lo negro norteamericano”.

“Y luego están todas las derivas que forman parte de nuestra cultura y lo reivindicamos como tal. Yo sigo siendo un rockero de la calle, que ha entendido que el acercamiento de nuestra propia lengua forma parte de un Olimpo de músicas populares. Solo cuando hablamos de Cuba podemos hacerlo de los siglos XIX y XX, en el mundo anglosajón sería solo el XX”.

Auserón subraya que “todo esto no es una moda pasajera”. “Esto es conectar por primera vez, y de una vez por todas, con una tradición con la que estamos comprometidos y, en cierto modo, también nos pertenece”.

Articulo publicado por la Agencia EFE.