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18 de octubre de 2024

Auserón imparte cátedra en un viaje entre Nueva Orleans a Cuba.

El conocido músico Santiago Auserón no defraudó anoche en Ciudad Real con el proyecto de la Academia Nocturna y sus fusiones de blues, soul, y jazz y rock con ritmos afrolatinos y cubanos. Versátil, culto y con dominio vocal, el líder de ‘Radio futura’ ofreció un magnífico recital en el Teatro Quijano dentro del programa de Universijazz 2024.

El idilio con el público maduro que llenó el aforo se inició desde el minuto uno, segundos después de que el artista aragonés apareciera trajeado, con su icónico sombrero, unos llamativos zapatos rojos y su guitarra, junto a los prodigiosos miembros de la banda con los que impartió cátedra musical.

Derrochó talento en el repaso de temas, la mayoría de su etapa de solista como Juan Perro, unos con ritmos más bailables, otros con un esquema más jazzístico, pero todos de gran calidad. Al final de las casi dos horas de actuación, llegó uno de los momentos más ovacionados con títulos tan míticos como ‘Semilla negra’, la canción más coreada de la noche, sin desdeñar las aclamaciones a los solos que interpretaron de manera virtuosa los músicos, especialmente Gabriel Amargant, al saxo y clarinete, y David Pastor, a la trompeta. Todos acompañados de un aullido ‘perruno’ y la personalidad única del líder que interactuó de manera inteligente e irónica con los asistentes.


Santiago Auserón en el Teatro Quijano / J. Jurado
 

Comenzó la actuación con ‘El portal de la academia’, a la que siguió ‘Quemando caña’, centrada en la ruta del son que recorrían los manises y mulatos desde el oriente de Cuba a Occidente mientras prendían fuego a los campos de caña de los criollos. Igual de evocadora, interpretaron ‘La última rosa’ para denunciar la amenaza sobre las aldeas del Amazonas, mientras que ‘El forastero’, como una big band, recuerda un encuentro personal e inspirador del compositor en una calle estrecha, sombría y peligrosa del centro Nápoles.

El recital empezó a tomar fuerza en los puentes sonoros explorados por Auserón entre Nueva Orleans, la luminosa bahía cubana de Gibara –donde sacan adelante el Festival de Cine Pobre con imaginación y una realidad “menos estandarizada”- con ciudades europeas. Fue el caso de ‘El collar de cuentas’, un swing blues de influencia de los estilos originarios de la capital de Luisiana, seguida por ‘Los inadaptados’como homenaje a las figuras decadentes del cine de mediados del siglo XX, como Marilyn Monroe en su última película.

Y dentro de la conexión musical entre el Mississippi y el Ebro natal de Juan Perro, llegó el turno de ‘No más lágrimas’, resultado de una fusión de bolero y soul, que dio paso a uno de los momentos más álgidos del concierto con un soberbio preludio de ‘Magnolia’ -creada en pandemia- interpretado por el ‘pájaro de Maresma’ al clarinete. Fue un espectáculo en sí mismo, acompañado por las palmas del baterista Pere Foved y el líder del grupo,y entre los olees y aplausos del público. 

‘Aire’ y ‘A morir amores’, más reconocibles y con rumores caribeños llegaron para ser coreadas colectivamente, al igual que ‘El sueño’ y ‘Perla negra’ mostraron la maestría del guitarrista Viçenc Solsona y el trompetista (Pastor), incluso con un guiño al ‘Mediterráneo’ de Serrat.  

Hubo lleno en el Teatro Quijano / J. Jurado

Tras unos minutos delirantes, el también escritor y filósofo siguió mostrando el potencial de la ‘tecnología vintage’ que cultiva, al margen de la música comercial, con la ‘Luz de mis huesos’, una balada “al estilo de Nueva Orleans”, y ‘Extraños deseos’ y‘Río negro’, de corte más jazzístico, que dio paso al primer aviso del cierre del recital con la salida del escenario de los músicos.

Pero aún quedaban unos minutos en el último recodo del concierto en los que la banda de Auserón –que escribía los temas de ‘La bola de cristal’ mientras trabajaba como delineante- interpretó varios temas noventeneros, como la última canción de ‘Radio futura’, ‘El puente azul’ o la híperconocida ‘Semilla negra’, tal como si fuera la orquesta ‘Flamingo’ con Duke Ellington a la cabeza.

El final fue apoteósico con el público en pie reconociendo la muestra de talento, virtuosismo, trabajo y oficio de los seis músicos, que dejaron fuera del repertorio canciones como ‘Escuela de Calor’, ‘Veneno en la piel’ o ‘Corazón de tiza’.

Crítica de Julia Yébenes para Lanza Digital.