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04 de enero de 2018

DOCTOR AUSERÓN

Con los años el Perro no ha perdido colmillo sino que lo ha afinado. Ha ganado textura en la voz, más agravada pero más plena y larga en registro, y usa ese “instrumento” estilete de la ironía para personalizar un abanico de estilos melódicos, rítmicos y poéticos. Compositor, trovador, cantante digno, filósofo libre pensador destetado en La  Movida, Auserón sigue manteniendo y paseando el palmito por encima de moros y cristianos, pero con la visión suficiente como para acordarse de todos. Algunos llamarían a eso carisma. Yo creo que es inteligencia para estar en el momento preciso, e intuición y visión para buscar y forjarse.

Amplio bagaje musical

Musicalmente el suyo ha sido y es cada vez más un ejercicio de valentía, clarividencia, esencia, elegancia, capacidad, y ese punto propio que se llama Santiago.  Después de una formidable etapa con Radio Futura, un grupo absolutamente adelantado a su tiempo en la España de los ochenta, Santiago decidió irse a investigar a Cuba para buscar. Y lo que encontró fue su capacidad para sincerarse con la música. Para enfrentarse a casi cualquier estilo buscando en igual proporción esencia y diversión. Esa nueva etapa con Juan Perro no le quita medio milímetro de importancia a la primera. Todo su bagaje es fruto de experiencia, pero también clarividencia, intuición y principalmente talento. En eso, Auserón lleva también mucha delantera a unos cuantos de por aquí que se creen originales, que se creen que inventan. Y con el séptimo disco de su proyecto, titulado El Viaje y que presentaba en el SantasPascuas, ha dado otro paso adelante en ese ejercicio de elegancia poética y de desarrollo de su mundo poético tan enraizado con Iberia, pero también con la ida y vuelta de la cubanía, el mediterráneo, etc.

Cuatro músicos

Con una puesta en escena impecable –un gran equilibrio entre vestuario e iluminación- , añade el talento de cuatro excelentes músicos que le ayudaban a construir todos los acentos y ambientes de las nuevas composiciones y del repaso de algunos de sus mejores éxitos. Además “el verbo” de Juan Perro se tornaba admirable entre canción y canción y se hacía música. La verdad musical de Juan Perro es como una enciclopedia de la música popular, que se sabe popular porque no es docta. Es una continua lección de maestría cincelada artesanalmente por su mano y su voz, acrecentada ya en arte. Cuenta con la dirección musical y el toque de la guitarra que limpia, abrillanta y da esplendor, de Joan Vinyals, que ayuda en el tumbao cubano o se hace mediterránea, preocupado por la sonoridad en toda su extensión, por el efecto en la misma medida que el fraseo… un compendio de sonidos mediterráneos, jazz, la cubanía, apuntes de muchas identidades folk, la negritud del blues y por supuesto el rock. La otra guinda fue la trompeta de David Pastor, perfectamente acoplada a Vinyals y compartiendo responsabilidades, desmayada, brillante, intensa, y dibujando hasta en la finura. No es de extrañar que con semejante compañía el perro Juan no tenga el más mínimo problema de pasar en su música el delta del Mississippi a la mismísima Santiago “sonera” de Cuba.

Repaso a sus éxitos

En Baluarte lo suyo fue un gusto, lleno de matices, detalles, sensaciones…Que comenzó con un tema como Los inadaptados (dedicado a Marilyn) y continuó con Ámbar, En la frontera, El Forastero o El Cigarrito… y que culminaban con una poética tan sencilla como imprescindible para entender el concepto de música popular en más temas del nuevo disco como otros éxitos a razón de No más lágrimas, Obstinado en mi error, El desterrado, Agua de limón, Luz de mis huesos, Perla Oscura (Juana Juana), Charla del pescado y Rio negro. Fue todo un recital de una música cincelada a conciencia para que trascienda, para que crezca poco a poco en su atemporalidad. Y Santiago lo sabe, sus canciones le trascenderán a él con el paso de los años. Y serán muchas, muchas. Sus bises le delataban: Fonda de dolores, Semilla negra…para terminar de ganarse al respetable sacando de su sombrero también su perfil de crooner en Hoy como ayer y Blueberry Hills (de Fats Domino). Feliz en el reencuentro pamplonés, disfrutando y en perfecta comunicación /comunión con su audiencia, Juan Perro dedicó al final un gran guiño al pasado revisándose en una memorable versión de uno de sus primeros éxitos con Radio Futura. No fue otro que La estatua del Jardín botánico. Santiago Auserón, doctor en filosofía y ahora también doctorado en música… Un artista imprescindible.

Crítica de Santiago Echevarría para Diario de Navarra.