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12 de septiembre de 2022

El selecto club de Juan Perro, por Eduardo Tébar

Santiago Auserón, figura capital de la música pop española, lleva cerca de treinta años explorando los viejos patrones del otro lado del charco desde su perfil de rockero mestizo peninsular. Con esa hoja de ruta funciona aún el proyecto que defiende con el alias de Juan Perro, después de sobrevivir a los agitados tiempos de la moda juvenil y la Movida al frente de Radio Futura. El sábado por la noche, este elegante caballero de 68 años se empleó a fondo en el Teatro del Generalife, donde ofreció un largo concierto con una banda de jazz de primera dentro del ciclo 1001 Músicas CaixaBank.

Comentaba Auserón en estas páginas que el reciente fallecimiento de su guitarrista y mano derecha Joan Vinyals obliga a asumir mayor riesgo artístico. En efecto, esta banda de Juan Perro refina el repertorio y lo traslada a un ambiente de club sin medianías, con los consiguientes desarrollos instrumentales y la inevitable sensación de falta de ritmo en el espectáculo, si el público acude con otra idea preconcebida. Hace una década, sus conciertos con la Zarabanda –entonces con el tresero flamenco Raúl Rodríguez– ponían la brújula en África y se agarraban a la piel. Ahora circula por la América fronteriza, hallando de vez en cuando el pellizco en unos textos con sabor a clásico y en pasajes de verdadera magia musical.

La más fascinante conjunción de elementos en Granada se dio ya en los bises, cuando la luna llena iluminó un lado del auditorio mientras interpretaba 'La luna asoma', pieza incluida en el disco de homenaje a Federico García Lorca 'De Granada a la luna', publicado el año del centenario del poeta, 1998. Un momento único: Auserón no la había cantado nunca en directo en estos veinticuatro años. Ese tramo final de la actuación fue el más gozado por los asistentes. El zaragozano, doctor en Filosofía –discípulo en los setenta de Deleuze en París–, compartió confidencias como la rocambolesca forma en que surgió 'El puente azul', la última composición de Radio Futura, y rescató 'Semilla negra' –no hay título que aventure mejor el porvenir de una carrera–.

Inquietante singladura

Inquietante singladura la de Santiago Auserón. Cuando quiso experimentar vanguardias con Radio Futura dejó para la posteridad un ramillete de canciones populares. En cambio, cuando se mete en el pellejo de Juan Perro a la caza de ese candor folclórico, queda relegado al cajón del sesudo laboratorio de músicas.

Pero Auserón es genio y figura. Desplegó gemas de cosechas más o menos recientes, como 'Los inadaptados' –con la sombra de Marilyn Monroe en su argumento– o 'En la frontera'. La parte cubana, tan vertebral en su propuesta, relució en la inicial 'Quemando caña' –arranque también de su nuevo disco, 'Libertad'–, en 'Gibara' –con aromas de la provincia de Holguín– o la monumental 'Perla oscura'. 

Imponía contemplar a Juan Perro dirigir a sus secuaces del Taller de Músics de Barcelona, graduando la temperatura de los músicos de manera recurrente. Despuntaron en instantes como el solo de clarinete que introdujo 'Magnolia' o el guiño con la trompeta al 'Granada, tierra soñada por mí'. ¿Lo más osado? El excitante jazz funk en 'Extraños deseos'. Tampoco tuvieron desperdicio los comentarios del artista entre los temas. Ni sus bailes pintureros. O las divertidas revelaciones que en la previa señalaba a este periódico acerca de Joe Strummer y 091 con la Pantoja entre medias. Auserón está hecho de otra pasta. Es otro nivel.

Crítica de Eduardo Tébar para el periódico El Ideal.