01 de enero de 2025
La evolución de la cultura popular es una constante desde que las historias de los pueblos del mundo comenzaron a mezclarse. Gracias a la capacidad de adaptación del ser humano este mestizaje ha supuesto el nacimiento de nuevas culturas que, a través de la música popular entre otras expresiones, están en evolución permanente gracias a los flujos migratorios.
A estas premisas responde la carrera de Santiago Auserón, desde que hace décadas decidiera dar carpetazo al que fuera el proyecto más interesante del rock español, Radio Futura, y así emprender un viaje de aprendizaje permanente. Como él mismo afirma en su libro El ritmo perdido, su creación musical ha estado centrada en canciones que reflejaran, de la manera más variada, la pervivencia de las influencias africanas. Para ello ha utilizado ritmos pasados y presentes, que le han permitido viajar desde los tangos africanos al jazz primigenio de Nueva Orleans y desde su adorado son cubano de La Habana al rock anglosajón.
Amadeus Sanchís
No, Santiago Auserón no ha vendido su alma al diablo para obtener una destreza musical inconmensurable, como cuenta la leyenda que hizo, en un cruce de caminos, el 'bluesman' Robert Johnson. Lo de Auserón es más prosaico: su talento natural le permite adentrarse sin la mochila del demonio por las polvorientas veredas del blues, las soleadas rutas del Caribe y los rescoldos de la canción patria que recibió el influjo negro. Auserón es una feliz anomalía en un universo de estrellas de Navidad; rockero que dio sentido a la música moderna de las españas, está situado, como Johnson, en una encrucijada, sí, pero no hay pacto demoníaco sino un punto de partida donde confluyen los ecos de la negritud.
Javier Losilla