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08 de noviembre de 2017

Juan Perro: Música y realismo en un juglar del siglo XXI

Se les ve una banda muy cohesionada aportando mucha frescura a la poesía y musicalidad de Auserón.

“Estos días hace falta un poco de realismo!” Santiago Auserón derrocha simpatía y jovialidad, pide la complicidad con el público, actúa como un director de orquesta repartiendo en cuadrantes las entradas vocales de los que allí estamos, indicaciones que no hacen falta, todos los que están se saben las canciones de pe a pa y le hacen los coros.

Nuevas canciones de su disco “El Viaje” (La Huella Sonora) “pacientemente elaboradas y rodadas, antes de ser registradas en formato mínimo” y compuestas entre 1997 y 2005, surgidas de sus muchos viajes por América Latina. De Tijuana a Góngora. Un viaje sonoro que recorre sonidos afroamericanos, afrolatinos, sones cubanos, coplas mexicanas, baladas en tres o seis tiempos, sonidos de Nueva Orleans, rock & roll, …

Con “No más lágrimas” el público alcanza el clímax. Ya no hay marcha atrás, “El desterrado”, “Luz de mis huesos” bellísimas canciones que envuelven sonidos venidos de allende los mares surgidas de un ejercicio caligráfico para no perder esas reflexiones que acaban convertidas en poemas cantados.

El público no quería abandonar el Teatro, un concierto así no te deja conciliar fácilmente el sueño.

Crítica de Ana Hortelano para DirtyRock.