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24 de septiembre de 2021

Santiago Auserón y el coloquio de los perros

Nacido en el Zaragoza de Ibn Bayya, Santiago Auserón, mejor conocido como Juan Perro, tiene cruces de escritor, compositor, filósofo y cantante. Fundó el grupo de rock Radio Futura en 1970 y con el mismo supo describir la sonoridad de la llamada movida madrileña. Santiago Auserón es uno de los pioneros del rock ibérico, germen del eclecticismo que funde al son cubano, la eufonía africana, el jazz y el blues. Esta entrevista es una magnánima cátedra de son cubano y flamenco.

¿Cómo se sobrevive a una movida madrileña?

Apartándose a tiempo de los clubes y de las madrugadas locas. A mí también me gustaba la fiesta, pero luego tenía necesidad de reflexionar, de superar la resaca y refugiarme en el estudio. La lectura y el aprendizaje de la escritura eran para mí una forma de libertad, me ayudaban a mantenerme al margen de los cantos de sirena del negocio. Eso me permitió huir del icono popular y pensar en el oficio musical de otro modo.

¿Qué es lo que le ofrecieron el bolero y el son cubano a tus letras? ¿Cómo fue ese primer acercamiento y qué fue lo primero que compusiste bajo ese compás?
 

La música popular cubana fue para mí una revelación. Yo era rockero y soulero autodidacta, toda la música que escuchaba estaba cantada en inglés. El primer viaje a Cuba en el 84 cambió mi vida. Después viajé a México, en el 87, y entendí que había una frontera inmensa, rica en posibilidades sonoras, que va desde el oriente cubano hasta Tijuana, todo un universo que canta en español al lado del gringo. Cuba, en particular, me enseñó la forma en que los negros y los mulatos manejan el verso en nuestro idioma, con una soltura especial para el ritmo y para la invención de imágenes que se manifiesta en el son, en el bolero, en la rumba, en los bailables o en la música campesina. En México también hay sones: huastecos, jarochos, yucatecos, los cuales tienen menos influjo negro y más herencia española. El caso del bolero mexicano es particularmente interesante: desde Agustín Lara hasta Álvaro Carrillo, pasando por damas tan tremendas como Emma Elena Valdelamar o Consuelo Velázquez, compusieron piezas ejemplares. El bolero cubano es más meloso, hijo de la caña de azúcar; el mexicano, más desgarrado, producto del agave. Mis primeras composiciones con color cubano aparecen en el primer disco de Juan Perro, Raíces al viento, grabado en La Habana en 1994.

¿Cuál sería la relación entre el son cubano y el flamenco?

Ambos provienen del influjo africano que combina cuentas de dos y de tres tiempos. En Cuba, ese influjo se mantiene más cerca del origen negro, gracias a una población afrodescendiente numerosa. En España, donde también hubo negros, pero en menor cantidad, se funde con la tradición lírica popular primitiva, se mezcla con la herencia de Medio Oriente, se ve afectado por las maneras de interpretar de los gitanos y por la ida y vuelta de los barcos.

En tu vasto catálogo de canciones, encontramos varios tropos dedicados a los perros. “La canción de Juan Perro”, “En un baile de perros”, “A un perro flaco”, entre otras. ¿De dónde proviene ese interés por la figura del can?

Hay varios antecedentes literarios muy notables, como el Coloquio de los perros de Cervantes o las Investigaciones de un perro de Kafka. “Perro” era, desde la Edad Media, el insulto más corriente intercambiado entre moros y cristianos, una forma de deshumanizar al enemigo. Los amos castellanos y andaluces llamaban alegremente “perro” y “perra” a sus criados negros. De modo que tal vez sea esa la razón del interés por la figura del perro. Es una manera de ponerse del lado de lo común, de lo más bajo, de aquellos que el supremacismo blanco llama “perros”. El ejemplo de Diógenes el Cínico (es decir, “el can”) viene a cuento, porque con su desfachatez libertaria ponía en evidencia las pretensiones de los sabios que se arriman al poder.  Sus lemas eran la libertad del espíritu y el vivir según la naturaleza. Se parece mucho a algunos sabios de la China antigua.

¿Qué rememoras de la grabación de Raíces al viento, tu álbum debut?

Fue una experiencia memorable, desde el primer día hasta el último. Conseguí juntar en el estudio de La Habana a roqueros, jazzeros y flamencos españoles con soneros y rumberos cubanos eminentes, jóvenes y viejos. De esa mezcla salió un sonido muy especial que a ratos pone los pelos de punta. Tomábamos ron sin perder la conciencia musical. Al acabar la sesión diaria, seguíamos de fiesta cerrando todos los cabarés, guiados por el increíble conguero Tata Güines. Durante cinco semanas dormí muy poco. Los domingos me quedaba en cama hasta la tarde, pero en el jardín del hotel sonaban los Van Van a todo volumen.

¿Qué es lo que más extrañas de aquella isla?

La presencia de la música en todo momento, música de alta calidad, al menos hasta que llegó el reguetón. Y el carácter comunicativo, afectuoso y vivaz de la gente.

¿Cuál fue la mayor enseñanza que te legó Compay Segundo?

El pundonor y la seriedad a la hora de interpretar, incluso haciendo frente a los estragos de la edad.  Y un cierto estilo caballeroso, chapado a la antigua.

¿Qué representa para ti el Poeta en Nueva York de Federico García Lorca?

Antes de ese libro, Federico había tenido un gran éxito con el Romancero gitano,  hecho con formas de la tradición popular, aunque idealizadas. Con Poeta en Nueva York quiso mostrar que su inspiración no quedaba ahí, que era capaz de situarse en línea con las vanguardias y de interpretar los enigmas de la civilización que levanta rascacielos, pero abre abismos profundos en el corazón. En Nueva York, Federico captó perfectamente la tensión entre la ambición de los especuladores blancos y la pobreza de los negros o de otros inmigrantes excluidos.

¿Qué recuerdas de aquella presentación en el festival Me vuelve Lorca de 2017 en Alpujarra?

Fue una noche mágica. Enfrente tenía a una pequeña audiencia muy atenta, mal iluminada, detrás, los oscuros macizos de la Alpujarra. Si cantaba con fuerza girando la cabeza, los montes me devolvían un eco fantasmal. En la Alpujarra tuvieron lugar batallas muy sangrientas entre cristianos y moriscos en el siglo XVI. Tenía la impresión de que algunos espíritus antiguos despertaban para hacerle coro a Juan Perro. Al final del concierto, el público se subió al escenario y acabé cantando rodeado de gente sentada en el suelo.

Has argumentado que la música española es africana y has realizado un estudio sobre la negritud meridional  hasta llegar a la zarabanda del siglo XVI. ¿Qué te embarcó en dicha investigación?

La música española tiene un componente africano que ha sido negado durante siglos, pero hay que precisar que no es el único: se mezcla con tradiciones autóctonas muy antiguas y con influjos orientales que en parte ya habían asimilado el ritmo africano antes de llegar a España. Yo era un roquerito más que pensaba que la música negra venía de los discos importados, pero fui descubriendo una huella africana anterior, difusa durante mucho tiempo, que en el Siglo de Oro llegó a hacerse muy popular.

¿Qué opinión te merece el reguetón?

Como expresión de los barrios marginales de Puerto Rico, de Panamá y del resto de América Latina que ha reinterpretado los ritmos de baile jamaicanos, le tengo respeto. Repite hasta la saciedad la célula rítmica sincopada más sencilla y universal, la que los musicólogos llaman “tango africano”. Es el ritmo negro del que se hace cargo el mestizaje latino. Tiene, por tanto, una significación sociológica importante. Como ritmo de moda, sin embargo, usado por la industria multinacional a modo de mercancía fácil para seducir a los niños, escandalizar a los padres y provocar polémica en los medios, me parece basura tóxica.

¿Cuál es tu opinión de trabajos musicales como El mal querer, de Rosalía, y El madrileño, de C. Tangana?

Sinceramente, tengo tantas cosas que escuchar en la tradición del blues, del jazz, del rock, del son y de otras músicas populares inteligentes, ajenas a la codicia mercantil, que no les presto mucha atención a los fenómenos mediáticos. Tal vez merezca la pena escucharlos algún día, no digo que no.

Entre las canciones de Juan Perro recopiladas en Canciones de Juan Perro (Salto de página, 2012) y las de Radio Futura, antologadas así mismo en Canciones de Radio Futura (Pre-textos, 1999), ¿cuántos temas has compuesto en tu vida?

Pues no tengo idea… A ver, una cuenta rápida: seis discos de Radio Futura y algunas rarezas, nueve de Juan Perro (contando el próximo), a una media de diez o doce temas, serían unos 170. Contando esbozos juveniles, descartes y colaboraciones sueltas, quizá se aproximen a los 200. No son muchos para tantos años de carrera, si comparamos con otros autores. Soy un compositor lento.

¿Cuántos de ellos no llegan nunca a ser grabados?

Siempre se quedan algunos temas en la cuneta, a medio hacer, dos o tres por disco. Algunos vuelven a reclamar atención años después, otros no.

¿Cómo es tu método de composición dentro de la métrica de la poesía tradicional castellana?

Presto mucha atención a la métrica española tradicional y todavía cuento sílabas con los dedos cuando no estoy muy espabilado, pero también me fijo en las diferencias métricas con otras lenguas. Si te dejas llevar por los fraseos que vienen del mundo anglosajón, salen fórmulas métricas que en nuestra tradición parecen irregulares. Lo interesante es considerar diversas posibilidades al empezar a escribir una canción, combinar incluso estrofas regulares e irregulares, versos rimados y versos libres, etcétera.

¿Cuál fue el momento de la “Expulsión de la semilla”, capítulo de tu libro de 2012 El ritmo perdido: Sobre el influjo negro en la canción española?

Pues justamente aquél momento de la expulsión de los moriscos de los reinos españoles que culminó a comienzos del siglo XVII. Con ellos se fue un conocimiento de la agricultura, de las técnicas de regadío que volvían fértiles los suelos secos, algunas industrias importantes, como la de la seda, y una importante riqueza cultural. Meses antes del descubrimiento de América, en 1492, se había expulsado también a los judíos, quienes representaban un poderoso entramado artesanal y financiero, además de un buen número de sabios y letrados. Adheridos a una falsa idea de la pureza de sangre, la monarquía, la nobleza y el clero españoles prefirieron destruir a las clases medias, condenar al pueblo a la miseria y dejar toda la riqueza en manos de unas pocas familias. Con el descubrimiento y sus promesas de riqueza fácil, España se volvió ya loca de remate y todavía estamos pagando las consecuencias.

¿Cuándo se publicará tu tesis Música en los fundamentos del lógos?

Se publicará, reeleborada y con nuevo título, a primeros de 2022, en la editorial Anagrama.

Por último, ¿existe un uso filosófico de la música en la tarea de creación de nuevos conceptos que permitan “componer” filosofía “como si fuera música”?

En cierto modo sí. Los conceptos acaban asociándose por una especie de armonía que escapa a las fórmulas lógicas.

Entrevista de Mixar López para Nexos.