03 de julio de 2022
Recordaba Santiago Auserón en una reciente entrevista que el nombre de Juan Perro se lo sugirió "un músico de Danza Invisible en una noche de copas". Ese músico era el cordobés Ricardo Texidó, quien fuera batería e incluso alma de la banda malagueña en su primera etapa, una primera etapa en la que sonaban como los escoceses Simple Minds. Luego, los Danza Invisible mutaron hacia otros sonidos más latinos.
Paradojas de la vida, la música de Santiago Auserón -ya como Juan Perro después de su etapa triunfal en Radio Futura, banda imperial del pop-rock español de los 80 y parte de los 90- también mutó hacia otros ritmos: el soul, el rock de los 60, el jazz, el rhythm and blues y, cómo no, el son cubano, cuyas raíces investiga desde 1984. Auserón es un músico honesto que ha huido del mainstream, de lo estrictamente comercial y de lo que marcan los cánones de la industria de la música en cada momento, como una manera de reivindicar la libertad del artista. Ya lo ha dicho el mismo en su concierto en Córdoba: "Es difícil escuchar estas canciones en las radiofórmulas o en los talent shows", donde hoy en día no hay espacio para la música con mayúsculas como la que él práctica.
Precisamente, Libertad (disco de 2022) es como se titula su último trabajo, LP que el aragonés ha presentado en Córdoba en el marco de la 41 edición del Festival de la Guitarra, proponiendo un recorrido por esos estilos antes descritos que han marcado su dilatada carrera como músico. Un LP compuesto por diez canciones co-producidas por un aliado desde los tiempos de Radio Futura: el británico Joe Dworniak.
Un disco que llegó poco tiempo después de Cantos de Ultramar (2020), una colección también de diez canciones revisitadas de su anterior disco, El Viaje (2016), con una nueva producción, que van desde las baladas con atmósfera de club nocturno hasta los pasajes de psicodelia y los diversos toques afrolatinos, que preservan la intensidad del pulso básico, la inmediatez expresiva y la entrega al contagio eléctrico.
Santiago Auserón, que como músico autodidacta luce un espíritu rockero intacto, ha conseguido transmitir toda ese sonoridad en Córdoba, levantando un Gran Teatro entregado, con su grandiosa banda, la Banda de Juan Perro, que está integrada por solistas de primer nivel que se han hecho cómplices del proyecto. La integran, junto a la voz y la guitarra de Santiago Auserón, Pere Foved (batería), Isaac Coll (bajo), Vicenç Solsona (guitarra), Gabriel Amargant (saxo y clarinete) y David Pastor (trompeta). En cada concierto, la Banda de Juan Perro explora caminos musicales con solera, pero que suenan novedosos. "Tengo una banda maravillosa con grandes músicos de jazz a quienes no se les caen los anillos por tocar rock y soul", dijo de ellos el propio Santiago Auserón, quien en Córdoba ha recordado a sus anterior guitarrista, el genial Joan Vinyals, que falleció a principios de este año víctima del covid.
No obstante, aunque él lo niegue, parece como si hubiera hecho un pacto con el diablo que le hubiera proporcionado una eterna juventud musical a este superviviente de los 80. "Quedan pocos supervivientes de los años 80, algunos se quedaron en los cuartos de baño de algún club. Pero si llegas a los 67 con algo de swing, la vida se puede prolongar", declaraba hace pocas fechas.
Desde Quemando caña -una concesión evidente a la rítmica latina- a La última rosa -una apuesta más por el jazz-, pasando por Gibara -una bossa nova deliciosa que tiene pinceladas marca de la casa-, Collar de cuentas -que marca un regreso al swing de Nueva Orleans- o la Ley del camino -que demuestra que Auserón es un rockero de la calle-, el repertorio certifique que Santiago Auserón ha conseguido fundir diversas tradiciones de música popular española e internacional en una propuesta presentada en Córdoba con un alto grado de coherencia y depuración formal y, por otro lado, con una variedad de estilos que la dota de una inconfundible personalidad sonora, que abrazan las notas como si fueran delicadas nubes a punto de romperse. No han faltado tampoco La libertad -un blues carcelario-, Magnolia -un swing con influencias de la música negra- y el guiño al rock titulado Extraños deseos.
"Saludos chiquillos y chiquillas", ha comenzado el concierto, dirigiéndose a un respetable que siempre ha estado entregado, un respetable de la tierra de Luis de Góngora, por quien ha destacado su admiración, recordando que junto a Almanzor y el Inca Garcilaso, entre otros, está enterrado en la Mezquita-Catedral. "Menudos personajes tenéis en Córdoba, la ciudad donde las estatuas piensan", ha insistido a un público que ha continuado entregado también cuando ha interpretado temas como Amor de amores, En la frontera y Los inadaptados. Pero el cénit ha llegado en los bises, en los que ha interpretado dos canciones de Radio Futura pasadas por el filtro de la Banda de Juan Perro: El puente azul y la inmortal Semilla negra. Tras ellas, se ha despedido con un "para esta bella ciudad como es Córdoba, salud, amor, amor, amor".
Auserón ha bordado en Córdoba un recital en el que ha demostrado que es la estrella del espectáculo, eso es indudable, siempre lo ha sido y arropado por su banda, más aún. La independencia que da sus músicos es absoluta, dejándoles lucirse en temas como Extraños deseos (soul de primera) o en ese blues carcelario, Libertad, donde los vientos suenan a modo celestial. El otrora líder de Radio Futura, parafraseando aquella canción suya de su aclamado LP Mr. Hambre (del año 2000), todo lo que toca lo sigue convirtiendo en canción.
Y es que el cantante, guitarrista, compositor y doctor en Filosofía, concibe sus canciones –rodadas por muchos escenarios españoles, americanos y europeos- con una escritura cuidadosa que desemboca en un repertorio selecto, donde letras poéticamente exigentes se juntan con elementos rítmicos, melódicos y armónicos de diversa procedencias –rockera, jazzistica y afrolatina-, proponiendo caminos nuevos para la música popular en español.
Crítica de F.J Cantador para el periódico El Día de Córdoba.