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15 de julio de 2012

Arrebatador paseo con la flor de la negritud

FOTO: JACQUES VALAT

Es decir: una memorable síntesis de todas las venas musicales abiertas por Santiago desde que transmutó en Juan Perro, y que ha ido plasmando fragmentadamente en grabaciones como Raíces al viento, La huella sonora, Mr. Hambre, Cantares de vela y Río negro.

Dicho de otra forma: la reformulación práctica y global de la negritud, desde su influencia, desde antes de los tiempos del descubridor Colón, en la tradición lírica española hasta su transculturación (en gozosa definición del antropólogo cubano Fernando Ortiz) en el Nuevo Mundo, desde el Caribe hasta Nueva Orleáns. Juan Perro y esa orquesta de intérpretes singulares que ha llamado La Zarabanda en honor de uno de los primeros bailes de negros en España escribiendo en directo las flexibles normas de una musicalísima gramática morena y parda.

Lo más florido de la cartografía del cancionero de Juan Perro, algunas incursiones en destacados estándares (Blueberry Hill, Twist & Shout, Qué rico mambo, Watermelon Man...), recuerdos del anclaje popular hispano (Tres morillas) y la revisión de una de las piezas imprescindible de Radio Futura (La negra flor) dieron forma un extenso repertorio (22 canciones) que dibujó un vibrante soundscape; un viaje que navegó con buen rumbo por las aguas del Auditorio Natural de Lanuza a golpe de cubanía, tránsitos por los diferentes colores del jazz, incursiones en el rock, el soul y el blues, e incluso encajes libres en los patrones del hip hop, la penúltima encarnación de lo negro. Sí: un arrebatador paseo con la negra flor, en un espectáculo completo de canciones y bailes, de búsquedas y hallazgos. Hallazgos; ahí radica la clave de esta zarabanda perruna: dar vida y unidad a un corpus sonoro que hasta ahora se había presentado disperso, y hacerlo con una propuesta escénica que trasciende esas taxonomías absurdamente maniqueas que distinguen lo culto de lo popular. El ladrido de Juan Perro en Pirineos Sur habría, de haber sido agosto, puesto en danza a la luna.

Crítica de Javier Losilla para el Periódico de Aragón.