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04 de junio de 2008

El músico en libertad

PREGUNTA: Santiago, aunque quede feo, empecemos hablando de dinero: El disco, en descarga digital, lo habéis lanzado a un precio fantástico, sólo seis euros.
RESPUESTA: Sí, ya que el medio está por definir, vamos a tratar de hacer pruebas lo más ajustadas posible. Hemos trabajado controlando mucho los gastos, todos los colaboradores se han portado muy bien, entendiendo el objetivo de salir a la calle con los gastos lo más controlados posible y que el público lo note. Sobre todo en el terreno de la descarga digital, la idea ha sido salir a un precio equivalente a lo que puede quedar de una descarga a través de los distribuidores grandes.

P: Pero al comprador, desde vuestra web, le sale bastante más barato que en las tiendas digitales.
R: Lo que hemos intentado es que salga aproximadamente a lo que nos quedaría a nosotros después de venderlo en una de esas tiendas. De hecho, en esas tiendas nos quedaría menos de ese precio.

P: ¿Pretendes probar fórmulas para ver por dónde puede evolucionar el mercado?
R: No, más que probar lo que hay que hacer es ir asentando territorios y abrir canales que puedan ser duraderos. Nosotros pensamos que hay que asentarse en el terreno de la autoproducción y de la autogestión con un equipo pequeño que, con el tiempo, sea capaz de defender sus salarios. Y de ajustar un poco los precios de la autoproducción basándose en el directo, creemos que ése es el territorio más estable para abrir camino futuro. A partir de ahí, las pruebas que se vayan haciendo, la evolución que vaya teniendo la distribución de música, sea digital o física, que tenga siempre una base en la que se pueda apoyar. Creemos que esa base mínima se puede sostener a lo largo del tiempo, aunque dependerá de las posibilidades del directo, del alcance que puedan tener las producciones. Hoy en día la grabación en directo se ha abaratado mucho y disponiendo también de un estudio casero, relativamente dotado de una infraestructura profesional, se puede hacer frente al porvenir, tratando de no volverse loco con las fórmulas. Porque todo esto de estar regalando falsos regalos que luego se transforman en fórmulas mágicas de ingresos fabulosos es nerviosismo en un medio que está en transformación. Nosotros queremos situarnos en una base estable que tenga sentido a lo largo del tiempo, sean cuales sean las transformaciones venideras, e iremos viendo. Por la experiencia, creemos que la descarga digital en España no es muy significativa todavía, porque la gente que descarga de verdad consume determinado tipo de música, quizás no del perfil artístico en el que estamos nosotros. Vamos a asentarnos en el terreno de la descarga digital sin demasiadas pretensiones y darle tiempo a que se desarrolle sin prisas, paso a paso. A la vez, iremos viendo cuándo y cómo conviene editar soportes físicos cuidadosamente elaborados para que el público coleccionista tenga también otro tipo de formato, porque no creemos que vaya a desaparecer completamente el CD, como de hecho el propio vinilo no ha desaparecido, y está volviendo a circular de nuevo.

P: Te estás introduciendo en la independencia más absoluta, porque eres tu propio manager, aunque tienes quien te busca los conciertos, pero tú diriges tu carrera. Y ahora también editas tus propios discos. ¿Por qué?
R: Trato de mantener la iniciativa para no estar condicionado por circunstancias que pueden frenar la inquietud de la búsqueda musical, que pueden, en cierto momento, incluso, quitarte la ilusión por esa búsqueda. Es decir, yo le tengo miedo al hecho de que se transforme en algo tan pesado el tener que hacer canciones y difundirlas que acabe aburriéndote. Hablar siempre de las mismas cosas con la misma gente, caer en las mismas situaciones a lo largo de los años… pasa una década y otra y otra, y seguimos en las mismas. Todo eso me parece muy aburrido y triste, y a nivel personal me rebelo contra ello, no quiero perder la ilusión por el hecho de hacer canciones y de pensar en torno a la música.

P: ¿Asumes que artistas como tú, y como muchísimos creadores españoles, una vez casi cerradas las puertas de la radio comercial, las de la televisión cerradas hace décadas, prácticamente sólo os quedan las páginas de cultura de los diarios e Internet?
R: Sí, y alguna revista especializada, pero es así, sí. Y el contacto directo con el público siempre que se pueda mantener un cierto nivel de presencia en el circuito de directo.

P: Pero es casi una pelea cuerpo a cuerpo.
R: Sí, prácticamente. Y algunos todavía estamos favorecidos por el hecho de que haber sido muy famosos en un tiempo ha permitido mantener un circuito de fieles que transmiten el interés a sus hermanos pequeños o a sus hijos y que eso nos sigue dando trabajo en directo. Pero, bueno, para que ese interés no se agote va haber que trabajar muy duro ahora.

"Hay que asumir el compromiso con la necesidad de hacer canciones, de poner música a tu lengua, pase lo que pase, aunque tengas que acabar cantando en la calle"

P: ¿Lo asumes?
R: Sí, claro, no queda más remedio. Pero lo que hay que asumir es el compromiso con la necesidad de hacer canciones, de poner música a tu lengua pase lo que pase, aunque tengas que acabar cantando en la calle. Por otro lado, todos tendríamos que asumir que el ser un cantante, un músico, un artista o miembro de un grupo, no tiene por qué conducir al éxito inmediatamente, ni a la riqueza. Ésa es una figura que hemos heredado de los mitos del cine y del pop concebido por la gran industria y todavía hoy se generaliza esa, digamos, ética de la música popular a través de ideas como Operación Triunfo y todo eso. Pero engañar a los jóvenes haciéndoles creer que pueden pasar del iniciarse en la canción al triunfo, al golpe de fortuna definitivo que te convierte en un inculto millonario creo que es un engaño que intentan mantener los medios que se enriquecen muchísimo más que los propios cantantes que salen de esas fórmulas. Ese engaño social hay que desmontarlo. Tiene que haber música ligera, siempre la habrá, tiene que haber música culta, siempre la habrá, tiene que haber muchos géneros de canción, debe haberlos, deben convivir, lo que no puede ser es que una sola ética de producción de canciones se imponga, barra a todas las demás y cierre el camino. Eso no se debe consentir y es un poco una tarea de todos el no consentirlo. Lo que te decía antes, los que estamos favorecidos por la suerte porque hemos sido famosos en algún momento y podemos todavía funcionar y dar guerra aunque sea con muchísimo trabajo, tenemos esa suerte. Pero la cantidad de grupos y solistas nuevos que hay en todos los pueblos y ciudades de España, con un nivel de formación mejor que el que teníamos nosotros cuando empezamos, con más medios, pero sin ningún canal, sin ninguna vía para darse a conocer ni en su propio barrio, porque les cuesta dinero tocar en los bares. Esto es un freno cultural muy peligroso para una sociedad. Una sociedad sin canciones vivas se embrutece, se empobrece mucho culturalmente, la canción va a seguir siendo necesaria para transmitir ideas de una manera más rápida que otras formas culturales y sin tener que pasar necesariamente por la universidad. La canción es un pequeño objeto mágico que condensa muchas tradiciones y que transmite pensamientos muy veloces y que son a la vez emociones, que no necesitan de una lógica pesada para explicarse. Cuando tienen calidad, un germen muy sencillo es capaz de transmitir muchas cosas. Pero no hay que confundir la sencillez con la simpleza manipulada. La sencillez de una fórmula popular cuando nace de algo que tiene fuego, que tiene chispa, es maravillosa y le transmite igual a los cultos que a los menos cultos.

Extracto de la entrevista realizada por Juan Puchades para EFE EME.

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