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30 de octubre de 2015

El príncipe Zulú reina en Logroño

El concierto transcurrió con un aire de son cubano mezclado con blues de Nueva Orleans, siempre con un tono suave, fruto de la mezcla de las guitarras y el saxofón o el clarinete que combinó Amargant. «Esta es la ‘vibra’ que me gusta. Soy un cantor de la parte norte del Al-Ándalus, la ribera del Ebro», declaró Auserón, convertido ya en Juan Perro, y añadió: «Me gusta que se sientan como en el patio de casa en una celebración familiar». Quizá la anécdota más curiosa de todas las que narró el músico durante su actuación, además de la menos fantasiosa y la más real, fue que esperaba haber comido en Logroño en el restaurante Matute pero se lo encontró cerrado ayer, cuando, ilusionado, deseaba haber degustado sus «borraja con ‘pataticas’».

 El concierto estuvo lleno de referencias musicales. La primera que salió a la luz fue la de Compay Segundo. Fue en el tema ‘El carro’. Y es que la trayectoria de Juan Perro está sembrada de la influencia latina, caribeña, sobre todo en los ritmos. Por supuesto, hubo referencias al español, que era lo que reunía a todos en el Auditorio, casi lleno para la ocasión. Auserón contó una peripecia vivida junto a Vinyals en Tijuana, la «última esquina donde se habla nuestro idioma», antes de ‘La frontera’.  

 Después fueron sonando canciones como ‘Obstinado en mi error’, ‘Pies en el barro’, ‘El mirlo del Pruno’, ‘Ámbar’, ‘Luz de mis huesos’... y cada una tenía su anécdota particular que, todo hay que decirlo, su narrador describía con desparpajo. Tal vez la más graciosa y fantástica fue la búsqueda de Louis Armstrong por Nueva Orleans. La más estrambótica, la honda reflexión sobre los ritmos de cinco tiempos. Y la más fabulosa, el encuentro de los «‘after-punks’» Radio Futura con Caetano Veloso, que dio pie a una canción en su honor.

Quizá con las manos y la voz caliente, la última parte de la actuación de Juan Perro Trío, que duró dos horas, fue la más movida e interesante. El tramo final comenzó con ‘Fonda de Dolores’, siguió con ‘Los inadaptados’ en memoria de Marilyn Monroe y puso la guinda con ‘Agua de limón’, una canción inspirada por Raimundo Amador. Fue el momento en que los tres músicos se levantaron de las sillas en las que habían permanecido sentados y jugaron a interactuar con el público. El broche final lo puso ‘Reina Zulú’, en la que se abrió la puerta a la improvisación. Santiago Auserón disfrutó e hizo disfrutar con su música. A veces menos es más y sólo tres músicos, con cuatro instrumentos, firmaron un concierto entrañable y divertido.

Crítica de Diego Maríz A. para el Diario de la Rioja.