21 de mayo de 2011
-Son canciones que ya ha presentado en directo, ¿cómo se siente más a gusto, actuando o grabando en el estudio?
-El directo es el acto poético por excelencia para mí. Y es clave la relación con el público y con el espacio sonoro, con la acústica del lugar. Hay que crear un mecanismo de comunicación que capture a la gente. Ese es el corazón de mi trabajo, el núcleo profundo de lo que me interesa. En el estudio, trato de reproducir situaciones similares en la medida de lo posible.
-¿En qué se inspira a la hora de crear?
-Normalmente, las canciones parten de una imagen que capturo al azar en viajes, lecturas, conversaciones o vivencias. Y esas imágenes forman una semilla, un germen, en los cuadernos. Tengo que dejar que pasen años. Casi nunca acabo un tema el mismo año que lo empiezo. Dejo que las cosas reposen y vayan mostrando facetas nuevas con el tiempo.
-¿Cómo ve el futuro del negocio de la música en España?
-Está todo muy brumoso. Creo que hay que atenerse al valor de los contenidos. En lo que a mí concierne, creo que hay que dejar de hablar de formato y de modos de registro y distribución y de modelos de negocio, y que hay que preocuparse esencialmente de recuperar valor en los sonidos y en las imágenes. Hay que conseguir que tengan un valor en sí mismos en lugar de dejarse depreciar o devaluar por los problemas de soporte o de industria. Y luego, descubrir nuevas vías.
-¿Qué le parece la ‘ley Sinde’?
-No me atrevo a valorarla porque no la he leído entera. Me parece que hay que andarse con pies de plomo porque la realidad de las cosas está cambiando tan rápido que opinar a la ligera puede ser una metedura de pata. Antes de legislar es bueno compartir en sociedad análisis más en profundidad que se puedan entender con palabras claras. Creo que no hay vuelta atrás en las posibilidades que la gente tiene en descargar cosas gratis, entre otras cosas porque se les han vendido los aparatos. Hay que buscar ideas matizadas.
Entrevista de Marta Sánchez para La Gaceta.