20 de octubre de 2012
El veterano músico zaragozano evidenció también que, como trasluce el nombre del espectáculo que vino a presentar, 'La casa en el aire', en su música no hay fronteras. Auserón exhibió un repertorio mestizo, a caballo entre la música norteamericana de raíz y los ritmos cubanos, poblado de canciones que navegan entre estos géneros con la misma naturalidad con la que las aguas del Misisipi desembocan en el mar que baña la isla caribeña.
En un ejercicio de valentía impropio de estos tiempos, Auserón esquivó cualquier concesión a la nostalgia y cuajó un concierto redondo sin recurrir a ninguno de los éxitos del que fuera su grupo, Radio Futura. Es más, incluso se permitió el lujo de abrir el recital con un tema inédito, 'A ver si cae un rayo', que junto a algún otro estreno como 'La luz de mis huesos', mostró que un año después de la publicación de 'Río negro' la espita de su creatividad permanece abierta.
Acompañado de su fiel escudero, el maestro Joan Vinyals, a la guitarrra, Juan Perro supo crear un ambiente confortable y llevar a su terreno a un público que, conforme avanzaba la velada, se fue sacudiendo el frío al calor de los ritmos sureños de las canciones de Auserón, que convirtió el Gayarre en el salón de su casa y a los asistentes en sus invitados.
Cercano, locuaz, socarrón -especialmente cómica la introducción de 'La nave estelar', con la epifanía de un Richard Branson en busca de una redención para su millonaria fortuna-, el que fuera una de las voces más representativas del rock español en los 80 demostró que los años pasan, sí, pero que no lo hacen en balde, porque canciones como las suyas nacen para nutrir una tradición que, más allá de nuestro tiempo, seguirá alimentando a las generaciones futuras.
Crítica de José Mari Belcos para el Diario de Navarra