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01 de junio de 2014

Juan Perro da calor en Avilés

Auserón tomó asiento tocado con un sombrero Borsalino. De negro. Indumentaria y "set-list", que es la lista de canciones. Todas incluidas en "Casa del aire", que es la última antología de "Juan Perro", un sujeto singular que cuenta historias y se ríe de sí mismo y agradece la presencia de "fans". "Estoy encantado de volver a estar en este templo vanguardista", señaló. Y es que no hace mucho anduvo por Avilés, aunque para presentar su último estudio: "El ritmo perdido", que es la biblia que Auserón sigue para entender a su álter ego, el del sombrero Borsalino y las historias castizas e internacionales.

Santiago Auserón -o "Juan Perro"- introdujo "El forastero" con una historia entre mafiosa y renacentista. A un lado Garcilaso de la Vega, al otro, un camorrista y, en el medio, la ciudad de Nápoles con el "glamour" del virreinato perdido y agrietado. "No salgas por la noche, que si sales se agolpan a tu espalda todas las sombras", dice Auserón que le dijo el portero de un hotel napolitano. "'Juan Perro', mira qué eres ladino", se dijo a sí mismo "antes de que se agolpasen todas las sombras" en su espalda. Y se lamentase

Auserón es el cantante que escribió una canción titulada "Poco talento", pero para quitarse importancia. Porque el músico es uno de los más importantes de la escena, desde la época de "Annabel Lee", aquella relectura ochentera del famoso poema de Edgar Allan Poe. El recital de anoche fue jazz, blues... Las ideas de "El ritmo perdido" sobre las tablas.

La afición general por Auserón es inquebrantable. La platea se llenó de herederos de "Radio Futura", pero no sólo de ellos. Los hijos de aquellos -que no levantaban un palmo- aplaudieron a los dos músicos íntimos y acústicos sobre la escena vanguardista, para interpretar un concierto íntimo de piezas perfectas.

Santiago Auserón cuando es "Juan Perro" es ladino y esta característica la remarca con ironía, como saliendo por entre las cuerdas de su guitarra enchufada, cantando "Río negro", el quinto álbum del álter ego de un grande.

Crítica de Saúl Fernández para La Nueva España