11 de agosto de 2011
Ayer, la playa de Poniente también se sintió un poco en la ciudad de Louisiana, con un Juan Perro (y compañía) exhalando blues para un Gijón que ya disfrutó hace tres años del buen hacer del zaragozano. Pero esta vez, recaló en este puerto con una nueva cara. Un renovado Juan Perro que reaparece después de nueve años alejado de los escenarios, desde que saliera a la palestra en 2002, 'Cantares de vela'.
Si el blues revolucionó el rock and roll, qué no podrá hacer con el mosaico musical que es Juan Perro. Anoche, le rindió homenaje a su cuna, a esa Nueva Orleans, y a la cuna que le vio renacer, Cuba. Como lo hace en 'Reina Zulú', un tema que hereda el estilo de sus anteriores álbumes. Consiguiendo, poco a poco, esa especie de meta que se marcó cuando aquello de Juan Perro comenzó: aunar los ritmos latinos con sonidos emparentados con el jazz, el blues o lo que se ponga por delante. Pero también homenajeó, aunque solo fuera en forma de piropos a la ciudad anfitriona: «Xixón, qué guapina yes», dijo el de Zaragoza para saludar al respetable que poco a poco llenó la explanada.
También se puso anoche Auserón algo country, para cantar sobre 'Malasaña' y sus calles. Un poco de aquí y un poco de allí. Como la noche de ayer, un poco de Nueva Orleans con bastante de brisa cantábrica.
Ayer fue el segundo concierto de la Semana Grande en la explanada de Poniente, cita que registró una nada desdeñable afluencia. El público que no se lo perdió disfrutó de (al fin) una buena noche de verano, despejada, con un Juan Perro con dejes de Tom Waits, cantando a lo lejos su 'Río Negro'. Acompañado, sobre el escenario, de Javier Mora, a los teclados; Moisés Porro, con la percusión; Joan Vinyals, a la guitarra; y Isaac Coll, al bajo, demostró que en la música, el mestizaje no tiene límites.