
26 de octubre de 2025
Nerantzi', título del nuevo trabajo de Santiago Auserón, alias Juan Perro, en mi opinión y en la de muchos, líder de una de las mejores bandas de rock en español, Radio Futura, presenta, junto al compositor de música folklórica Vaggelis Tzeretas y el cantante y guitarrista Theodoros Karellas, una selección de canciones propias y del Rebétiko popular griego, género musical que da la mano al tango argentino o al blues norteamericano, y vio la luz a finales del siglo XIX en las ciudades portuarias, donde no escaseaba la clase trabajadora.

Antes de nada, conviene ahondar en el asunto poniendo en auge las palabras de Jorge Luis Borges, cuando dijo que leer es una forma de felicidad, sobre todo por hacer un paralelismo substancioso y reconocer en su trayectoria una alegría encendida en muchas de sus composiciones a modo de lectura. Defendiendo semejante contento, quien le escucha habita una esfera aérea donde se puede sentir la pincelada sonora que el músico regala al oyente con su huella particular, un monte lleno de perdura, una perla oscura o un mar bañado de luz azul del mediterráneo, porque, lejos de resultar un empeño arriesgado, 'Nerantzi', muestra un repertorio limpio para anunciarnos, igual que 'El Mirlo del Pruno', que Juan Perro también es un gran trovador.
Las melodías, una balsa serena en el agua, como la interpretada junto a Anni B Sweet, Alborada en tono menor, sinónimo de una nana repleta de sueños próximos a cualquier presagio reflejado en los ojos del mejor futuro y la dulzura armónica, desembocan con coherencia en la tradición lírica más excitante.
A estas alturas del camino, ser capaz de cruzar la frontera sin frotarse los ojos ante una sonoridad antigua en ocasiones, sigue siendo joven en la visión de un artista que por encima de cualquier fórmula, sella su desvelo genuino en la historia de la música popular sin piedad alguna. Juan Perro inyecta nuevos pasajes a su carrera, reúne la tradición musical de los pueblos y recupera la cordura perdida en estos tiempos para invitarnos a caminar por sus campos, pisando con sensibilidad la mejor superficie descrita de nuestras vidas. El fruto ofrecido por la tierra en nombre de la música expuesta en 'Nerantzi'.
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Así, tras convertir el trayecto de toda una carrera en una continuada búsqueda de estilos y por supuesto, raíces, no siempre al viento, 'Nerantzi' resulta ser un trabajo excelente, los instrumentos dialogan con las palabras y la máxima cultural de un artista culto que si algo encontró es la mimetización de la propia cultura entre los territorios, la intriga lógica del arte auténtico para volar dentro de un templo donde sabe definir de forma insólita, la temática de una humanidad perdida en muchos ámbitos transcendentes y que ya anunció hace años, cobijando nuestra piel, en su canción Cozumel, y es que la buena música jamás equivaldrá a la materia de la nada, sino a un acorde con mayúsculas.
Después de casi cincuenta años de carrera, Juan Perro, alejado de los focos impuestos por la primera fila del negocio, sigue inmerso en el primer y el último temblor de la belleza, todavía siendo aquel chiquillo lleno de puntos suspensivos, bien porque canta cuando atardece en muchos ámbitos musicales de los que dejó de beber, bien por cuestiones esenciales del destino.
'Nerantzi' da buena respuesta a esta inquietud elemental, el sueño de defender la verdadera música y la cultura en particular. Bien claro lo dejó refiriéndose a La Canción de Juan Perro: «El sello artístico se consigue a base de voluntad, tanto individual como compartida, y de cierta persistencia», y tanto, bien compartida de nuevo junto a Vaggelis Tzeretas y Theodoros Karellas, tema que no se debate entre los seguidores que nunca dejamos de pisar su huella sonora.
¿Será cierto que el mundo anda según lo previsto? Después de escuchar las canciones de 'Nerantzi', aun sin que nadie pueda ser el dueño de los mares del ensueño, diría que sí.
Entonces soñemos una vez más.
Crítica de Fernando Novalbos para ABC.