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25 de septiembre de 2022

Perro azul casi negro, por Pere Pons


Que se mantenga en el ruedo ibérico de lo sonoro un mihura como Santiago Auserón debería ser la señal de que no todo está perdido. Que tenga uno la capacidad de bajar al barro cuando ha estado en la cima, debería también ser ejemplo de integridad, coherencia y arrojo. Y puestos a desafiar, que prevalezca la inteligencia y el respeto en un entorno cada vez más copado de vulgaridad y griterío, es uno de esos retos que conceden aún algún sentido a la existencia humana.

El año que viene se cumpliran 30 años con Juan Perro ladrando por las esquinas y no ha pasado un segundo sin que ese heterónimo del que fuera líder de Radio Futura haya dejado su huella impresa en la senda del rock latino.

Su canto a la libertad, la esencial, la auténtica, la individual y la colectiva, no ese pestilente vocablo en bocas vacías que producen la náusea y el terror, tuvo la oportunidad de expresarse en la Avenida de la Catedral de Barcelona la pasada noche. En plenas fiestas de la Mercè, que de bien seguro encontrarían en su persona el pregonero más idóneo, tanto por su vínculo para con esta ciudad como por el arraigo y conocimiento cultural y vivencial que tiene de la misma.

Nos podríamos remontar a pretéritos laietanos o a su vínculo más cercano con esa escuela factoría que ha sido siempre el Taller de Músics, pero quedémonos con esa banda que le acompaña y que no tiene parangón en territorio patrio. A falta del añorado Joan Vinyals, aunque de espíritu siempre presente, cinco músicos como cinco soles que devuelven a la etiqueta del pop la dignidad y prestancia que muchos ya han sepultado en aras de la zafiedad más ramplona y oportunista. Un concepto que, si me permiten el símil y sin temor a exagerar un ápice, ya puso en práctica el ex-Police Sting con aquel mítico ‘Bring on the night live’, reclutando a primeras espadas del jazz mundial como Branford Marsalis, Minu Cinelu, Kenny Kirkland y Michael Brecker, entre otros. 

En el caso de Juan Perro el alicatado no podía tener mejores operarios de la fundición sonora como son el trompeta David Pastor, el saxo y clarinete Gabriel Amargant, el guitarra Vicenç Solsona, el bateria Pere Foved y el bajo Isaac Coll. Todos ellos maestros absolutos en el arte de la creación, la cohesión y la improvisación al servicio de una identidad que surca los azules del blues hasta penetrar en la negritud del alma. 

Y así es como se comportaron la pasada noche ante una ciudad entera rendida a sus pies, bajo el liderazgo de un rockero transmutado en ‘crooner’ que convierte cada canción en una lección de vida, de experiencia y de sabiduría. Definitivamente ante un aullido de Juan Perro, que se aparten los graznidos de vuelo raso y demás aparato eléctrico que nos envuelve.

Postdata: Más que una petición entiéndase como un deseo o quizás un sueño, y vaya por delante la comprensión, el respeto y la coherencia de no mirar atrás. Pero así como ha ‘restaurado’ en su repertorio actual piezas ‘radio futura’ como “El puente azul” y “Semilla negra”, uno no puede evitar el subidón solo de imaginar como podría sonar con esos mimbres un temazo como “Escuela de calor”. Lo dicho, no es una petición, pero ahí lo dejo.

Crónica del concierto de la banda de Juan Perro en las Fiestas de La Mercè de Barcelona, publicada en el Facebook del crítico y programador musical Pere Pons.
Fotos de José Luis Gómez Galarzo.