01 de abril de 2011
Y la verdad es que todos tiene razón. Tras los devaneos cubanos de aventuras previas como Raíces al viento (1996), La Huella sonora (1997) y Cantares de vela (2002); -Mr Hambre (2000) fue la excepción-, en Río Negro Auserón pone la vista en la música norteamericana de raíces en general y en los ritmos de la ciudad devastada por el Katrina en particular, aunque no con una intención de copiar, sino de empaparse del espiritu de esos sonidos para adaptarlos a la riqueza de su lírica. El ejemplo máximo lo encontramos en El mirlo del pruno, que podría pasar perfectamente por una canción popular tradicional española...sino fuera por esa base jazzística que la sostiene.
Rodadas en directo durante 2009 y 2010, las canciones de Río Negro se deslizan sigilosas por los vericuetos del country de taberna (Malasaña, a pesar de sus inflexiones soneras), del jazz baladístico (la nana Duerme zagal), del Dixie añejo de los años veinte (Poco talento o El forastero, al que sólo le falta una trompeta para ser perfecto) y del Rhythm´n´blues de Nueva Orleáns (Girasoles robados, con bases latinas y funk, y esas odas reverencias a Dr. John que son Reina Zulú, con sus ecos africanos, y La nave estelar, con ese piano que conduce el tema).
Si hubiera que ponerle una pega a lo nuevo de Juan Perro es que - sin desmerecer la brillantez de la banda, en especial la guitarra de Joan Vinyals - con una sección de metales sería mucho más rico. Con todo, tenían razón quienes afirmaban que Río Negro es uno de los mejores discos del Auserón Post-Radio Futura.
Crítica de Miquel Botella para la revista Rock de Lux.