Noticias


17 de julio de 2021

Santiago Auserón: "A mí me interesa un concepto de matria, de patria con menos testosterona"

Un ritmo persistente y ternario ha creado un embrujo que se remonta a nuestros instintos más primarios. Lo tribal de la repetición, las formas que cambiaron y se sofisticaron tienen un componente muchas veces olvidado: la influencia negra. Si bien el blues y el jazz están bien documentados en este aspecto, la música popular española parece surgir de un fondo blanco neutro, cuando en realidad lo hace desde una herencia mucho más poderosa y fascinante. 

Santiago Auserón presenta El ritmo perdido (Anagrama), un ensayo que reconstruye la influencia de la negritud en la música tradicional española, desde la Edad Media hasta nuestros días. Auserón se remonta hasta Al-Ándalus o la influencia de las colonias del Nuevo Mundo para trazar un mapa de los ritmos que se desenvuelve a lo largo de siglos, marcando de formas distintas a los pueblos.

Los cantos andalusíes, la zarabanda o incluso el flamenco, son escrutados hasta sus raíces para perseguir el influjo negro que las creó.  Un ensayo que pretende ahondar en orígenes olvidados u obviados por la historia. Un libro fundamental, firmado por uno de los músicos más interesantes y rompedores de la historia de la música en nuestro país.

El ritmo perdido es una reedición de un ensayo que publicaste en el año 2012. Parece que, desde su edición, la música en España ha vuelto a retomar una tradición de música popular que ha llegado hasta los números uno en estos últimos años.

Cuando apareció por primera vez, todavía era una rareza hablar del influjo de la música negra en la canción española. Pero el libro ha hecho su camino y después de su publicación han aparecido investigaciones etnomusicológicas de las que han surgido películas, documentales… Este interés ha crecido mucho en los últimos años. El libro incluso se está convirtiendo en un ‘pequeño clásico’ en el tema, que es algo de lo que me siento muy agradecido. 

Es sorprendente la falta de literatura e investigaciones en torno a la cuestión de las raíces negras de la música española.

Era un asunto para especialistas hace poco, un poco relegados a cátedras raras. Pero se está concienciando en lo social y eso es bueno por varias razones: el entender la clave de la evolución de la música española nos permite también entender mejor la historia de España, que es enormemente compleja y está llena de problemas y conflictos. Esos conflictos se descifran gracias a los ritmos de una forma muy particular. El conocer el influjo de los ritmos en la historia de nuestra música permite también entrever el tejido de las diferentes Españas.

¿Cómo entiendes esa evolución?, dentro de la prevalencia de la visión blanca de nuestra historia. ¿Crees que renegamos de nuestra herencia árabe?

La presencia islámica es la pieza central del rompecabezas. A través de dicha pieza podemos ver la expansión de ciertas canciones populares que atestiguan el interés que existía por ciertas canciones a ambos lados de la frontera. En Oriente y en los Reinos Cristianos se admiraba el canto de Al-Ándalus como piezas musicales de mucha calidad.

Los Reinos Cristianos intentaban encontrar el influjo de la canción andalusí. Esa música ya contaba con un componente de negritud que venía de la anexión de territorios como el Magreb o Sudán; también el canto de la cuerda pulsada de Persia, que fue transportado hasta los reinos de Al-Ándalus; así como la canción de Siria que heredaba toda la sabiduría musical de Grecia. El Imperio Musulmán aportó a la península todos estos conocimientos que acabaron pasando al norte.

Todo esto produjo un movimiento de canciones y poesías que se disfrutaban incluso entre la gente, en los mercados. Se produjo un proceso de traslación de canciones y ritmos populares que se intercambiaron, mucho antes de las telecomunicaciones, todo gracias al contacto oral.

¿Qué impacto tuvo este encuentro?

Eso convirtió a la Península en un centro neurálgico de transmisión de música popular. Consecuencia de este periodo se da la aparición de los “bailes de negros” en la Península.  Que si bien se perdió en parte y la censura lo borró, sobrevivieron algunos bailes populares como La Zarabanda y La Chacona en el siglo XVI. En este siglo ya había negros en España, los suficientes como para ser censados y reconocidos. En Andalucía llegó a haber un 10% de población negra o mulata, mucho más de lo que los historiadores reconocieron hasta hace poco.

Pero lo más importante de eso es el hechizo que proyectó sobre la sociedad española, esos ritmos “entraban en las casas de buenas familias”, como escribían los censores. Unos bailes que consideraban “lascivos”. Dichos bailes pasarán a la nobleza europea, dulcificados, sin ese ritmo sincopado original.

¿Todo esto obviado por los historiadores posteriores?

Si, dentro de ese afán posterior a la Reconquista de cambiar la historia. Es algo que ya existía de todos modos, porque ya había racismo y discriminación en la Península. Pero es curioso que al mismo tiempo existiese un movimiento que mezclase tantas influencias distintas.

Sin embargo, es verdad que ese tipo de perspectiva histórica está ahora más presente que nunca en el discurso de la extrema derecha.

Hay un intento de recuperar la imagen imposible de una España uniformada. A mí el estudio de los ritmos y los cantos populares en la Península Ibérica me ha llevado a hacer una relectura de la historia de España desde los orígenes. Los pueblos iberos y prerromanos ya eran un caldo de cultivo de influjos que venían de todas partes, en particular de pueblos de navegantes de Oriente Medio.

Si contamos con las colonias fenicias, griegas, cartaginesas, la invasión romana, el desmembramiento posterior y la llegada de los pueblos visigodos y musulmanes. Si vemos la historia de España como un mosaico de pueblos peninsulares antiquísimos nos permite entender el mosaico conflictivo de las Españas de otra manera. Como decía Federico García Lorca: "España es un esqueleto irrompible de aire". Eso está más allá de la forma del Estado y de los intentos, a la desesperada, de generar una imagen uniforme de nuestra historia, de herencia cristiana o goda. Incluso las que no quieren formar parte todavía.

Los procesos poéticos y musicales enseñan mucho más de lo que enseña la política, la política actual está contaminada por el espectáculo, es un show. El nuevo “Show Godo” lo vamos a llamar. Pero incluso su marketing no va muy lejos, España es interétnica en lo profundo, lo que decía García Lorca es verdad y nos intercambiamos aire de ese esqueleto irrompible, en forma de canciones que nos unen y configuran los estados de ánimo de mucha gente distinta, que incluso habla lenguas distintas.

Pero debemos indagar en esto desde la alegría, no desde el “mal rollo” que es a lo que nos lleva la política actual, concebida como un show o como una competición para ver quien obtiene el mayor número de votos para poder montar despachos.

Hablando de despachos ¿qué opinas de la noticia del despacho del español?

Vaya tela, tienen una caradura que se la pisan. Pero prefiero dejar esa vergüenza para los especialistas de la desvergüenza.

Si a Santiago Auserón le tuviesen que dar una oficina, ¿qué oficina tendría?

La oficina del perro fugitivo a cuatro patas, cuanto antes. No quiero oficina ninguna, yo con mi local de ensayo, mis músicos y mi equipo de La Huella Sonora que ayuda a sacar música y canciones adelante, me conformo. Incluso en tiempos tan difíciles en los que no estar en la radio, ni estar de moda, ni salir televisión es una traba.

Yo lo he decidido deliberadamente, porque me han ofrecido anuncios de cerveza, ser coach o salir en programas. Podría salir en la tele generando un personaje público rentable, pero no me da la gana, prefiero pelear haciendo lo que más me gusta: hacer canciones y estudiar un poco de filosofía.

Con Radio Futura alguna vez habéis comentado lo difícil que era adaptar los ritmos que queríais a la “sequedad del castellano”.

Comparada con la velocidad del inglés y su ductilidad, el castellano se comporta con mayor rigidez. Pero con el tiempo he aprendido a abrazar esa rigidez para sacar distintas sonoridades. El mapa verbal y musical de la Península Ibérica me parece fascinante, no deberíamos consentir que la política miserable nos ciegue y nos haga perder la perspectiva de un horizonte de riqueza cultural que tiene un potencial ilimitado. Si en España nos dedicásemos a eso, a la investigación científica y al estudio de la historia, sin intereses de por medio, nuestro potencial sería tremendo.

¿Qué patria tiene Santiago Auserón?

El concepto de patria es conflictivo para mí, porque siempre viene reclamado por alguien que agita banderas, grita consignas y reclama sistemas de dominio que se reduce al imperio de ciertas familias tradicionales. Si patria significa el control de esas familias que detienen el progreso y detentan viejos privilegios, yo no lo quiero. A mí me interesa un concepto de patria, más matria, con menos testorena y más capacidad de visión del pasado y del porvenir.

Como decía Galdós, la patria son todas esas vibraciones que nos ponen en contacto con el medio natural y con nuestros semejantes, antes que con el intercambio de mercancías y la acumulación de dinero. La patria que a mí me toca el corazón no tiene fronteras y se expande. Ese es el concepto de 'españolidad' que a mí me interesa. Yo me rebelo contra quienes quieren darle a la palabra España un sentido negro y de dominación. De representar a los viejos grandes de la nación, de las familias que empezaron la reconquista buscando el botín.

Una parte muy importante del libro se centra en el flamenco. Reflexionas sobre su origen y el papel de los gitanos tanto en su desarrollo como en su expansión. Sin embargo, estos pueblos siguen teniendo enormes problemas de integración a pesar de que este arte está más que asimilado en el tejido cultural de España.

En el libro me llego a plantear la inserción de los gitanos en la sociedad española. Sin poder decir que los gitanos tengan la autoría completa del flamenco. Cada pueblo gitano a lo largo del mundo, cuando toma una música tradicional la transforma en algo muy interesante, aunque sean muy distintas entre ellas. En el caso del flamenco es esencial entender los elementos que aportaron a la creación de palos, la intención a la hora de interpretar… Pero también ha habido payos que han hecho grandes aportaciones al género.

Yo creo que el problema musical nunca se reduce a los aspectos étnicos, estos son parte de la trama, pero lo interesante nunca se limita a ellos. Es curioso que un pueblo nómada, supuestamente proveniente del noroeste de la India; que pasa por Egipto, donde se cree que reciben el nombre, los egiptanos; entran por Cataluña en el siglo XV y llegan a España como vagabundos. Rafael Salillas en El delicuente español explica este impacto de una forma sorprendente. Se trata de un pueblo demográficamente minoritario, aislado y segregado, y sin embargo, imprime el carácter en el que el español se reconoce: lo cañí, lo castizo o lo flamenco, todavía sobrevive en nuestro imaginario.

Es curioso cómo en aquella época los jóvenes nobles montaban bandas y partidas con los gitanos nómadas para poder vivir aventuras. Hay una relación entre la nobleza y el hampa muy curiosa que ha sido tratada por varios historiadores.

¿De esa relación entre nobles y bajos fondos también hubo mucho en la Movida?

Está muy bien traído el asunto de la Movida, porque en el Madrid de aquella época, esa palabra se escuchaba en los ambientes de la delincuencia. Dar un palo era ‘hacer una movida’.  De ahí se paso al mundo de la droga, después a ciertos ambientes artísticos y galerías de arte; y finalmente a la prensa.

Entrevista de Gonzalo Barbero para El Español.