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28 de abril de 2023

Santiago Auserón: “Mick Jagger es economista, yo soy filósofo”

Santiago Auserón, todo un mito para muchas generaciones de la música española desde Radio Futura y luego como Juan Perro, hace ‘doblete’ en Manzanares para clausurar el XV Curso de la Escuela de Ciudadanía. La Casa de la Cultura acogerá este viernes 28 de abril, a las 20.30 horas, la conferencia como filósofo de Auserón ‘Música y palabra en el mundo heleno’ y el Gran Teatro de Manzanares el sábado 29, a las 20 horas, el concierto, ya como cantante y compositor, de Auserón y su Academia Nocturna.

Pregunta.- ¿Cómo se conjuga la doble dimensión de músico, con multitud de seguidores desde Radio Futura, y doctor de Filosofía? 

Respuesta.- Siempre he tenido esta duplicidad entre la música y las letras, la cual viene de la adolescencia. Se produjeron a la vez el aprendizaje de la guitarra y el comienzo de los intentos de composición de canciones y el inicio de los estudios de Filosofía.

En época universitaria, me dediqué sobre todo a seguir la vocación filosófica y hasta que no volví de París, donde inicié el Doctorado que luego deje interrumpido durante mucho tiempo, no me metí en un local de ensayo ya como profesional, a finales de los setenta, en el 79 exactamente, y ya la evolución de la sociedad española, de Radio Futura y todo el ambiente de los grupos cambió mi vida por completo. Lo que pasa es que, desde entonces, he mantenido la vocación del aprendizaje filosófico, las lecturas y estudio cada vez que tengo tiempo. Es verdad que las dos cosas no son fáciles de conciliar, muchas veces es a base de insomnio sacar adelante las investigaciones.

P.- Por un lado es como estar muy pegado a la calle y por otro al cielo, a la abstracción máxima

R.- Es una manera de decirlo, pero como decían los antiguos taoístas chinos el tao del cielo y el de la Tierra están íntimamente entrelazados.

P.- A veces no se entiende que haya poesía en la calle.

R.- No sólo hay poesía, hay filosofía. Toda la poesía está en la calle. Los iconos mediáticos, los gobernantes, toda la gente que pretende vivir en una esfera por encima de los demás en realidad viven en una ficción. Todo el mundo vive en el nivel de la ciudadanía que va de casa a la calle y de la calle a casa.

P.- También has hecho un cambio de recorrido, del máximo éxito con Radio Futura a elegir un camino de outsider, al margen de la industria.

R.- Para mí, como estudiante de Filosofía, la evolución de Radio Futura hacia el éxito fue un poco inesperada, muy rápida y me obligó a hacer una función que no había pensado, la de frontman de un grupo famoso. Eso me exigía muchas actividades que no me satisfacían: estar en primer plano siempre, en primera línea de actualidad para buscar trabajo, bregar con la industria y los medios de comunicación de una manera tensa. Y al cabo de los años, después de doce de actividad con el grupo, me di cuenta de que no era ése el camino que quería seguir. Yo tenía formación filosófica, pero no musical, era autodidacta y Radio Futura me la aportó, fue mi ‘Escuela de Calor’ y llegados al año 92 habíamos hecho lo que teníamos que hacer y yo necesitaba volver un poco primero a un proyecto musical menos condicionado por la actualidad. Los tiempos estaban cambiando y había que decidir si querías seguir la vía de las grandes ventas, del sometimiento a las radio fórmulas y las televisiones, o hacer una carrera de artista más intimista.

Yo empecé a relacionarme con gente del jazz y son cubano, hice las producciones de son cubano ‘Semilla del son’ y la antología de Compay Segundo y me di cuenta de que prefería una vía de menos reconocimiento público pero que permitiese más la investigación y que fuese un poco más coherente con el deseo de seguir investigando mi tesis doctoral que entonces retomé, al comienzo de Juan Perro, y que me costó veinte años sacar adelante.

P.- Adoptas un alias como Juan Perro que recuerda a Diógenes.

R.- La asociación es oportuna. Se le llamaba la secta del perro a la escuela filosófica de los cínicos que fundó en Atenas Diógenes, que fue un filósofo callejero estrictamente. Fue uno de los referentes y otro ‘El coloquio de los perros’ de Miguel de Cervantes, donde hay dos perros habladores y resabiados que hablan de los ritmos populares que se bailaban en su época. Esos fueron algunos de los ejemplos que me hicieron pensar que Juan Perro podía servir como nombre de un músico vagabundo a medio camino entre un blusero y un sonero, o un juglar medieval de las Españas.

P.- Te has definido como roquero de la calle, bluesman del delta… del Ebro

R.- Soy bluesman del delta, soy negro, pero del Ebro. Y ahora creo que, después de treinta años, Juan Perro ha cumplido su fase. Una vez que se ha consolidado la espectacular banda de músicos de jazz de primerísimo nivel con la que trabajo, es el momento de dejar descansar a Juan Perro, de manera que a partir de ahora el proyecto se llama Santiago Auserón y su Academia Nocturna.

P.- ¿Por qué Academia Nocturna?

R.- No sé, me recuerda a los trabajadores que se quieren instruir y lo tienen que hacer en horario de noche.

P.- Siempre abierta a la improvisación…

R.- Exactamente, con el grupo preparamos los materiales en privado, luego nos juntamos en un local pero siempre dejamos abierta la resolución final de los temas a la posibilidad de improvisar en escena. En las pruebas de sonido, cada día damos retoques a lo que vamos a tocar y luego durante el concierto ocurren cosas imprevistas. Si a alguien se le ocurre una idea, la lanza y los demás siempre permanecen atentos a las consecuencias que se puedan derivar de esa propuesta. Es decir, el repertorio está a la vez ensayado, muy preparado pero también abierto a la creación en escena.

P.- Previamente vas a dar una conferencia sobre ‘Música y palabra en el mundo heleno’

R.- Sí, en colaboración con Román Orozco, periodista con el que tenemos amistad desde hace muchos años y que me ha propuesto hacer este doblete de conferencia y concierto. Voy a charlar con él sobre temas derivados de mi tesis doctoral que trata de la música en Grecia antigua y su influjo en los orígenes de la Filosofía.

P.- ¿Tiene mucha influencia la música?

R- Sí, la imagen que hemos heredado de Grecia es relacionada a las artes plásticas y los textos escritos, todo el legado visual, pero se ha olvidado que durante siglos la tradición se transmitió por vía acústica, sonora y que la música era el vehículo de transmisión del propio Homero. Todos los líricos y trágicos de Grecia eran músicos, usaban un tipo u otro de lira o tocaban la flauta doble llamada aulós. Toda la tradición poética y de pensamiento de Grecia estaba muy vinculada con las prácticas musicales.

Esto ha costado mucho hacerlo aceptar en la academia europea. Hoy en día está aceptado pero hasta ahora no se han sacado conclusiones en el terreno de la Filosofía. Si en la época en la que nació la Filosofía en las diversas ciudades que rodean el Egeo, donde las prácticas musicales estaban muy presentes, se estaba gestando una nueva forma de pensamiento que pretendía sustituir los relatos míticos por un conocimiento de las leyes de la naturaleza, es evidente la influencia de la música. Mi tesis ‘Arte sonora’ que publicó Anagrama en 2021 trata de explicar cómo pudo ser esa influencia a través de los rastros textuales que tenemos.

P.- ¿Qué enseñanzas filosóficas te ha reportado tu amplia trayectoria?

R.- Al cabo de más de cuarenta años de carrera he llegado a la convicción de que la música, sin necesidad de ser sublimada como un arte sacralizado del que se pretende que diga lo más elevado del alma humana, sino considerada como una humilde práctica artesanal de la tribu humana, es parte constitutiva del pensamiento, del desarrollo del cerebro humano en sus relaciones con el lenguaje.

Y desde ese punto de vista hay que volver a reconsiderar la función cognitiva de la música. Eso es lo que llevo aprendido, que la práctica musical sí tiene algo de ritual y de sagrado en cierto sentido porque nos pone en contacto de una manera directa y práctica con las fuerzas del cosmos, con las vibraciones que no se ven, pero no hace falta sublimarla tanto, convertirla en un acto de adoración por la armonía perfecta porque la armonía no es perfecta nunca, se construye y se deshace. La armonía es un acto de aproximación igual que el ritmo, es una aproximación colectiva o una aproximación de los miembros del cuerpo humano que al tocar materiales concretos buscan la resonancia que la naturaleza nos devuelve armónicamente.

La música tiene más misterio cuando se considera como un arte humilde que cuando se considera como una armonía matemática perfecta que rige los destinos de la humanidad. Ésa es la enseñanza filosófica que el oficio musical me proporciona.

P.- ¿Y respecto a lo que es el éxito…?

R.- Que estoy más tranquilo estando en una segunda fila de la popularidad. Para estar en primera fila hay que luchar con los colmillos afilados por encontrar sitio en los platós de televisión, hacer anuncios… Se gana más dinero pero está uno al servicio de un universo mediático que no me convence, que está basado en el engaño y la manipulación de las imágenes.

P.- ¿Tiene que ver con lo que se ha de pagar por ser libre…?

R.- Sí, exactamente. Para mí es prioritario sentirme libre, también es necesario ganarse la vida, no cabe duda y hay que pelear por hacerlo lo mejor posible y si te ayuda la fortuna con un buen empujón pues alabado, pero no a costa de cualquier cosa. No se puede vender la libertad ni someterla a un criterio de mercado ni de partido, etcétera.

P.- ¿En lo popular hay mucho calado filosófico?

R.- Entre el cerebro de un iletrado o incluso analfabeto y el del intelectual más selecto y hermético no hay gran diferencia. Las diferencias son de oficio, de prácticas concretas. El iletrado a lo mejor sabe hacer cosas que el intelectual no sabe hacer y al revés. Las diferencias entre seres humanos no son jerárquicas para mí. Todo individuo humano es capaz de investigar el camino de su propia libertad que es único e irrepetible. Somos todos iguales en ese carácter singular y único.

P.- ¿Y en la cultura popular…?

R.- En la lírica de tradición popular, hay mucho conocimiento y filosofía, al igual como, por ejemplo, en la mística española. Hay muchos saberes y conocimientos en todos esos terrenos y algunos exigen crítica para desvelar la verdad que contienen.

La tradición popular está hecha de la aportación de muchos seres humanos, de muchas generaciones, y hay en ella algo más que filosofía. Filosofía es una práctica específica y especializada, es el amor por el saber que se adquiere a través del cuidado del lenguaje fundamentalmente, pero lo que se hereda a través de la tradición popular es algo más que Filosofía, no sólo el cuidado del lenguaje, es el cuidado de la intuición, el instinto, la música, los espacios habitables, la plástica,…

P.- ¿Retratista de la ‘Escuela de Calor’, cómo ves la actividad de la Escuela de Ciudadanía?

R.- Me parece una excelente idea. Necesitamos aprender a ser ciudadanos, los viejos principios que vienen desde la antigüedad y que muestran, por ejemplo, que la libertad de uno llega hasta donde empieza la libertad del otro. Y luego sentirnos ciudadanos, que todos somos iguales pero desde nuestra singularidad. Hay que encontrar una manera de ser ciudadanos, de ser sociedad que permita a cada ser humano cumplir su destino individual e irrepetible.

P.- ¿Cuáles son tus referentes en Filosofía?

R.- Todos. Me gusta la historia de la Filosofía y no me puedo decantar por un filósofo u otro, aunque siempre hay algunos a los que me gusta volver. Para empezar, Heráclito el oscuro, de Éfeso, del que sólo se conservan unos fragmentos cortos, una especie de aforismos pero que dan de sí como para estar investigando toda una vida.

P.- ¿Cómo va a ser el concierto en Manzanares?

R.- La mayor parte del concierto se basa en el último disco de La banda de Juan Perro, ‘Libertad’, que salió el año pasado. Elaboraremos siete u ocho temas que van cambiando un poquito conforme los tocamos. Luego haremos otros ocho o diez de antología de todos los discos anteriores de Juan Perro y, finalmente, un pequeño fin de fiesta con un recordatorio a Radio Futura.

P.- Con tu amplísimo recorrido en los escenarios, eres prácticamente como el Mick Jagger de España.

R.- No, no, no. Mick Jagger es economista, yo soy filósofo. Hay cantantes mejores que Jagger, lo que tiene es gracia, siempre ha tenido gracia, su canto es limitado pero efectivo. De lo que más sabe es de cómo hacer montones de pasta. Y luego tiene estilo como heredero de los bluesmen norteamericanos y la música de Nueva Orleans. Él y el resto de los Rolling son una máquina de hacer pasta.

Entrevista de A.Ruiz publicada en La Lanza, diario de la La Mancha.