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04 de marzo de 2010

«Radio Futura tenía ya algo de profético»

–Grabará en directo estos dos conciertos en los que adelantará un disco que físicamente no existe. ¿No es demasiado arriesgado?
–Este gesto de confianza del Auditori de apoyar el arranque de un proyecto que no tiene soporte discográfico es muy válido y me permite arrancar con mucha seguridad.

–¿Y qué es lo que presentará?
–Vendo canciones nuevas que he creado en los últimos 6 años, mientras Juan Perro dormitaba o colaboraba con mi hermano Luis y con el Taller de Músics. En este tiempo he valorado cómo tenía que regresar a este proyecto de música fronteriza. Juan Perro tendrá vida hasta que dure la investigación, pero ahora estoy en un periodo interesante, en un equilibrio entre la herencia afrolatina y la afroamericana que habla inglés. Cada vez encuentro una visión más precisa de los puentes que unen estas dos vertientes y ahí está la clave; una buena parte del porvenir de nuestras canciones.

–¿Se debe entender entones que pronto finiquitará a Juan Perro?
–Quizás ya no tengo edad para los personajes, pero Juan Perro puede requerir aún una o dos décadas. Me gustaría hacer con él lo mismo que con Radio Futura: vivirlo como un relato corto. Fue una suerte diseñar el final del grupo.

–Pero Radio Futura sigue siendo un referente para el rock en español...
–Creo que Radio Futura tuvo algo de profético que estaba en el mismo nombre: estábamos señalando caminos que aún están siendo explorando. Todo un privilegio, sí.

–En su web ha colgado canciones nuevas que se pueden descargar gratis. ¿Es un acto de resistencia cultural?
–La industria del disco casi no existe y estas 15 canciones nuevas me permiten vivir escenarios y paisajes diferentes que estoy preparado para compartir. No importa el formato.

–Usted, que grabó la primera antología de Compay Segundo antes que Ry Cooder se llevara todos los méritos, ¿en qué viaje musical anda enfrascado ahora?
–En Cuba estuve, por cierto, guiado por Compay, pero ahora me interesa ver como en Nueva Orleans hay un matiz hispano desde los orígenes del jazz, del blues campesino… Para Juan Perro esto supone naturalizar nuestra herencia del blues, soul, R&B... Verlo como algo nuestro que ya había estado desde el inicio es una manera de ligarlo todo; de pasar de ritmos típicos del rock y R&B a la cadencia en clave cubana. Un caldo polirítmico en el que se comunican varias culturas.

–¿Y qué futuro le augura a nuestra música popular?
–Si aspiramos a una música popular comparable a la música americana o brasileña hemos de pensar con esta amplitud. Es la manera de que los ritmos y melodías circulen con tradición consciente entre las diversas comunidades y perspectiva de futuro para que empiecen a generar estilos nuevos. Mi sentir es que ese laboratorio no debería parar, no deberíamos hablar del siglo XX de las canciones, sino proyectar esa energía de los años 60 a la década que viene.

–Y en eso anda metido usted, ¿no?
–Acabé Cantares de las velas en el 2002 con la sensación de que había un exceso de negritud, de introspección, y ahora tenía ganas de pasar de las autocontemplaciones y contar historias que le pueden pasar a cualquiera. Hay escenas narrativas, personajes de la calle, canciones que intentan cazar un espíritu y un lugar, ya sea de un barrio de Madrid, de Nueva Orleans o del Empordà: Girasoles robados se la debo a un agricultor y a esta tierra tan linda.

–Y para la canción más pegadiza, Malasaña, se inventó un concurso en el que le pedía a la gente que le enviara una letra a la música que había colgado. ¿Qué tal ha ido?
–Muy bien: hay quien no ha utilizado la base musical y se ha inventado todo el tema; otro que ha hecho una versión en ukelele, y hasta un niño, Mario, que la canta a capella. Todos serán colgados en la web en la que anunciaré los ganadores.

–En José Rasca además de rimas imposibles hay un guiño a Joe Strummer (de los Clash), con quien compartió aventuras y desventuras precisamente en Malasaña.
–Rimar en asca, esta consonancia extrema del castellano, es una forma de reírse un poco del destino. Una broma castiza para rendir homenaje al cantante famoso que fue amigo durante un tiempo. Mientras produjo al grupo granadino 091 él vivió en casa de mi hermano. No veas lo que era verle fumar porros mirando la lavadora. No encendió nunca la televisión, pero se chupaba la colada entera. Y la historia que cuento en la canción es real.

Entrevista realizada por Nuria Martorell para El Periódico.